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Banxico baja sus espectativas de crecimiento

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30 de Agosto 2018
Desaceleración en 2T y poca inversión privada, entre las razones

El gobernador del Banco de México (Banxico), Alejandro Díaz de León, consideró que hacia adelante “se ve un entorno de mayor debilidad en la actividad económica”, por lo que el instituto central ajustó a la baja su previsión de crecimiento para 2018, de un intervalo de 2 a 3 por ciento, a otro de dos a 2.6 por ciento.

Y para 2019, estimó que el Producto Interno Bruto (PIB) caería, de un rango de 2.2 a 3.2 por ciento, a un intervalo de 1.8 a 2.8 por ciento.

En la presentación del Informe Trimestral de abril a junio de este año, el gobernador del Banxico explicó que la disminución de la proyección de crecimiento se debe a varios factores, primero por la contracción de la economía en el segundo trimestre de 2018 con un retroceso de 0.2 por ciento, “que no se esperaba”.

Segundo, por la “atonía” o disminución de la inversión pública debajo de 75 por ciento, de la que se realizaba en 2012, un nivel que calificó como “realmente bajo”; incluso perdiéndose el impulso que se generó en el sector de la construcción, observándose una divergencia entre la construcción residencial y no residencial. Además de que también retrocedió la inversión privada.

Y en general, aun cuando el consumo se ha mantenido como motor de crecimiento, la economía –afirmó– registró una desaceleración en la demanda externa, especialmente en las manufacturas y de producción industrial, lo cual igualmente contribuyó a la desaceleración del segundo trimestre.

Respecto a la inflación, Díaz de León previó que no será sino hasta 2020 cuando se alcance el objetivo del banco central de tener una inflación de tres por ciento, pues consideró “que la trayectoria de convergencia de la inflación general hacia su meta se retrasará, fundamentalmente, por el comportamiento de la inflación no subyacente”.

Explicó que en los primeros cinco meses del año, la inflación general presentó una tendencia a la baja. Sin embargo, a partir de junio se materializaron algunos riesgos, como la depreciación del peso y mayores precios de energéticos, lo que condujo a incrementos importantes en la inflación no subyacente.

Expuso que lo que más afectó a la inflación fue el alza en los energéticos, “si se suman la incidencia de las gasolinas y el gas a la inflación en la primera quincena de agosto, esta es, incluso, superior a la que tuvo en el mes de enero de 2017”, lo que advirtió “dimensiona la afectación”.

Por lo anterior, elevó su proyección para la inflación al cierre de este año, de 3.8 por ciento a 4.2 por ciento. Y para 2019 iría de 3.3 a 3.1 por ciento.