Con-ciencia y sin corbata

Dirigirte a ti mismo (antes que te dirijan otros)
Emiliano Calvert
Hay un momento en la vida profesional en que ya no es tu jefe quien te administra… eres tú.
Y si no te das cuenta, alguien más lo hará con tu tiempo, tu energía y tu propósito incluidos.
Peter Drucker lo dijo hace 20 años, pero sigue siendo oro molido: “Los grandes logros empiezan cuando uno aprende a manejarse a sí mismo.”
Y ojo: no se trata de motivación barata, sino de autogestión estratégica.
Esa que te ayuda a no convertirte en el típico “profesional ocupado” que no sabe si avanza o solo da vueltas en círculo.
¿Qué hago bien (de verdad)?
Muchos creemos saber en qué somos buenos, pero la mayoría solo sabemos en qué no la armamos. Drucker sugiere algo tan simple como brutal: anota lo que esperas lograr… y meses después revisa qué realmente pasó.
Eso se llama feedback analysis, y te revela más que cualquier test de personalidad.
Te enseña tus patrones, tus puntos ciegos, y sobre todo, dónde no deberías insistir solo por ego.
En el mundo real esto se traduce así:
Si cada vez que presentas algo improvisado te luce mejor que cuando te lo preparas tres días, quizá tu fortaleza no es la preparación, sino la síntesis. Y si cada junta con tu equipo acaba en silencios incómodos, tal vez el problema no es el PowerPoint: eres tú, el “no listener”.
¿Cómo trabajo mejor?
Algunos somos de leer y subrayar, otros de platicar y entender en voz alta. Drucker contaba cómo Eisenhower era brillante… pero solo si le daban las preguntas por escrito media hora antes.
No es flojera, es autoconocimiento operativo.
Porque si no sabes cómo rindes, terminas creyendo que el problema es tu entorno, cuando en realidad es tu método.
¿Dónde aporto más?
No siempre donde te contratan es donde realmente haces la diferencia.
A veces tu talento brilla más en la sombra que en el reflector. Y no pasa nada: Drucker decía que hay quien rinde como asesor, no como tomador de decisiones, y que reconocer eso a tiempo puede salvarte de un ascenso tóxico.
¿Mis valores encajan aquí?
Nadie prospera mucho tiempo donde sus valores chocan con los de la empresa.
Puedes aguantar, pero no florecer.
Y cuando uno no florece, se marchita, aunque el sueldo sea jugoso.
En Fin…
Al final, manejarte a ti mismo es una mezcla entre introspección y estrategia.
Es saber cuándo empujar, cuándo soltar y cuándo aceptar que mejorar de “mediocre a decente” cuesta más que pasar de “bueno a excelente”.
Porque en la vida profesional, igual que en el gym, el progreso no está en hacer más repeticiones, sino en hacer las correctas.
Así que antes de pedirle a tu jefe un plan de carrera, hazte el tuyo.
Y revísalo con la misma disciplina con la que revisas si ya cayó la quincena.