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11 de septiembre de 2025
Opinión

Convicciones

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  • septiembre 11, 2025

Zuleijá abre los ojos

Rubén Aguilar Valenzuela

 

Guzel Yájina, rusa de origen tártaro, en 2015 publica Zuleijá abre los ojos (Editorial Acantilado, Barcelona, 2019), su primera novela, con un gran éxito editorial, y la obra se ha traducido en más de 30 idiomas.

 

La historia cuenta la vida de Zuleijá y se desarrolla en la Unión Soviética en las décadas de 1930 y 1940. Ella vive en la pequeña aldea de Tartaria y desde muy joven, casi una niña, está casada con Murtazá, treinta años mayor que ella.

 

En la casa vive también su suegra, que la maltrata física y emocionalmente de forma continua. Zuleijá ha tenido tres hijas, que muy poco después han muerto.

 

Ella ha sido educada, y tiene unos valores, que le impiden darse cuenta de la situación que vive y en esa realidad, que se repite todos los días, no es capaz de imaginar otro tipo de vida.

 

Su situación cambia de manera radical cuando soldados del Ejército Rojo quieren quitarles, a su esposo y a ella, el producto de su cosecha y sus animales, lo que ya ha sucedido en otras ocasiones.

 

Esta vez Murtazá, que para las autoridades del régimen soviético es un kulak (campesino rico), se niega e Ignatov, que manda al grupo de soldados, le dispara y lo mata.

 

Los soldados se llevan a Zuleijá, junto a otros kulaks, que son vistos como enemigos de la Revolución triunfante, como prisioneros.

 

Empieza, entonces, una nueva vida para Zuleijá, que en un tren, junto con cientos de otros prisioneros, es conducida a poblar la Siberia. El tren en su ruta, y antes de llegar a su destino, tiene en ocasiones que pasar semanas estacionado en las vías.

 

En esta travesía, en carros donde van apretados y son tratados como ganado, ella conoce a quienes van a ser sus vecinos y compañeros, todos prisioneros del régimen, el resto de su vida.

 

La autora describe con detalle, lo que ocurre en esa travesía, los muertos, el hambre, el frío y también la solidaridad. Zuleijá se da cuenta de que espera un niño de Murtazá, su esposo asesinado.

 

En el tren, Zuleijá da a luz a su hijo, y eso de nuevo cambia de manera radical su vida. Debe hacerse responsable de esa nueva vida, que solo cuenta con ella. La novela sigue esa relación madre e hijo en una situación particularmente difícil.

 

Después de meses de viaje llegan a tierras de Siberia, junto al río Angara, donde deben resolver los problemas de la sobrevivencia y empezar a producir para la Revolución. Ignatov es el responsable de los prisioneros y de levantar el nuevo pueblo.

 

No quiero hacerlo, pero eso es lo que le han ordenado, y no tiene otra posibilidad, aunque su superior le dice que en unos meses podrá dejar el lugar, lo que nunca ocurre.

 

Yájina, con gran precisión, da cuenta de la vida en el lugar, el inicio difícil, con muchas muertes, y poco a poco, en la lucha diaria por sobrevivir, se irán consolidando y de un campamento, con unos galerones, después van a construir un verdadero pueblo.

 

Zuleijá en la vida que ahora lleva se construye como otra persona, como otra mujer, y toma decisiones, para sobrevivir, que nunca pensó tendría que hacerlo, y pone en práctica habilidades, como el cazar con armas de fuego, que jamás imaginó que tenía.

 

La deportación a Siberia de muchos tártaros en la década de 1930 es parte de la historia familiar de la novelista, su abuela fue desterrada a una edad temprana y solo pudo regresar a su pueblo y casa dieciséis años más tarde, después del fin de la Segunda Guerra Mundial.

 

La novela cuenta y describe, de una manera notable por el detalle y precisión, la nueva vida que enfrentan todos los días, en su condición de prisioneros, dentro de su propio país, los kulkas y burgueses de la ciudad.

 

El texto es una denuncia al terrible proceso al que se vieron sujetos los campesinos, en particular los tártaros, la lengua materna de la novelista, durante los primeros años de la constitución de la Unión Soviética.

 

Es una gran novela, muy bien escrita y estructurada, que a lo largo de las páginas resulta interesante y atractiva, nunca cae en los lugares comunes y siempre hay situaciones inesperadas.

 

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En abril de 2020, la emisora rusa de televisión pública estatal Rossiya 1 estrenó la serie basada en la novela Zuleijá abre los ojos que consta de ocho capítulos. El papel protagonista está interpretado por la actriz Chulpán Jamátova.

 

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Guzel Yájina. Nació en la capital de Tatarstán en 1977, de padre ingeniero y madre médica. Su idioma materno es el tártaro, que se hablaban en casa; el ruso lo aprendió cuando comenzó a ir a la guardería. ​Estudió en Kazán en el Departamento de Lenguas Extranjeras de la Universidad Estatal Tártara de Humanidades y Educación, filología inglesa y alemana.

 

En 1999, se muda a Moscú y en 2015 se graduó de la Escuela de Cine donde estudió guionismo. Yájina trabajó en relaciones públicas y publicidad. Comenzó su carrera de escritora publicando en las revistas Nevá y Oktiabr. La novela en 2015 ganó el Premio Gran Libro de Rusia.

 

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La versión original en ruso es de 2015, Zuleykha otkryvayet glaza (Зулейха открывает глаза), la traducción al español de Jorge Ferrer.

 

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Zuleijá abre los ojos

Guzel Yájina

Editorial Acantilado

Barcelona, 2019

  1. 544

 

 

@RubenAguilar