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20 de agosto de 2025
Opinión

Dobleces

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  • agosto 18, 2025

¡Ay Morena no te rajes!

Israel Mendoza Pérez

@imendozape

Sin ser la principal fuerza política en Jalisco, Morena, en la región del Occidente, se encamina a una serie de choques internos derivados de confrontaciones entre corrientes morenistas incrustadas, principalmente, en el Congreso del estado. Los conflictos obligan a Luisa María Alcalde, dirigente nacional, a tomar decisiones en el mediano plazo como es buscar el relevo de Erika Pérez García, presidenta del Comité Directivo Estatal del partido guinda.

La unidad partidista en el estado se encuentra pegada con saliva. El grupo de Miguel de la Rosa, coordinador de la bancada en el congreso del estado, la presidenta del partido, Erika Pérez y el senador Carlos Lomelí tienen atorado el crecimiento de la estructura partidista en la entidad. El resultado de esta concentración de poder en un grupo político es que el partido en el estado solo aporta el tres por ciento del total de los morenistas registrados en el país. En la entidad, la afiliación es mínima. Con estos datos el 2027 será cuesta arriba. Ese es un síntoma grave.

Incluso, las denuncias ante la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia en Morena exhiben la confrontación existente y el choque entre grupos antagonistas. Las acusaciones alcanzan temas de violencia política de género y violación a los principios de unidad del partido.

El problema de los morenistas tapatíos es que no hay liderazgos sólidos que los guíen con objetivos claros a la competencia electoral. El partido en el estado tanto en su estructura operativa como en el congreso trabaja en favor del grupo y excluye otras voces. La rivalidad interna está documentado y expuesta.

Luisa María Alcalde, dirigente nacional de Morena, advierte que en menos de seis meses, todos los diputados locales y federales, senadores, alcaldes y regidores de Morena, están obligados a salir al territorio y encabezar el proceso de realización de asambleas en cada sección, para elegir cuadros directivos del partido en todos los rincones del estado. Esa es la tarea institucional. La realidad es que el partido guinda, en el estado, vive en anarquía.

El partido estatal corre el riesgo de quedar secuestrado por el grupo de Lomelí y atrofiar su trabajo, ya que las dirigencias de los comités estatales y municipales se encuentra sin renovación de sus cuadros. Esa deficiencia repercute en que Morena se encuentra hasta abajo entre las entidades en aportar afiliados y llegar a los 10 millones; objetivo trazado por la actual dirigencia nacional del partido. 

Tener a Morena en la entidad en una situación de confrontación se convirtió en una constante. La Comisión Nacional de Honestidad y Justicia tiene casos de este grupo denunciado por sus prácticas políticas de exclusión a la militancia. 

El partido no llegó al poder en las pasadas elecciones y el principal síntoma es la atomización de proyectos morenistas en la misma entidad. La unidad está rota y el grupo mayoritario está dispuesto a arrebatar las mejores candidaturas y tener la estructura local sin cambios como están en este momento. Esa es una señal de alerta antes de que sea tarde y el grupo mandón se vuelva un dolor en las posaderas del partido.