Con-ciencia y sin corbata

Subir no siempre es crecer
Por: Emiliano Calvert
Vamos por partes: ¿Has visto a alguien ser promovido y, en lugar de celebrar, pensar “¿qué me acaban de hacer?” Bueno, resulta que eso no es tan raro como parece. 1) El “principio de Peter”: llegar al nivel del que no sabes qué hacer Según el famoso principio de Peter, las organizaciones tienden a promocionar a gente hasta que llega a un puesto en el que ya no tiene idea de lo que hace. Promovido hasta tu nivel de incompetencia, dicen. Tristemente cierto. Si eras buenísimo en tu rol técnico, llegarás a una posición donde ni el técnico sirve. Y ahí estás, con un título nuevo y una sensación loca de extrañeza. ¿Te suena? 2) “Promocionado… ¿y ahora qué?” Más contemporáneo: un número sorprendente de profesionales no quiere promociones. Según un estudio, más del 50 % están bien en su rol actual si no hay escalera, que ni se rompan los callos. Y no es por flojera. Muchos temen perder equilibrio vida-trabajo, empeorar su salud mental o simplemente alejarse de lo que realmente disfrutan. Ni hablar de ese temido término “burnout”… ya bastante carga tiene el carrito de compras. 3) Subiendo… sin redes de seguridad Otro fenómeno es el llamado “quiet promotion” o promoción silenciosa: te llenan de tareas, te ponen más presión… pero no vienen con un aumento, ni autoridad real. Te ascienden… sin un plan real. Eso se llama “performance punishment”: premiar a tu mejor colaborador… castigándolo con más chamba y menos reconocimiento. Suena ridículo, pero pasa. 4) ¿Diferentes caminos de ascenso? Sí, por favor. Una conversación reciente del Financial Times rompió el molde: las carreras ya no son la clásica escalera recta. Ahora muchos quieren trayectorias “squiggly”: desarrollarse lateralmente, aprender, cambiar y no subir por subir. Imagina poder construir tu rol ideal, no uno impuesto, sino uno al que llegas sabiendo lo que quieres y cómo lo quieres. Ahí sí que hay lujo generacional. En fin… El problema no es no querer ascender: es que muchas veces el ascenso te lleva al piso de la dejadez estratégica, o peor: a una rutina que te consume. Promover sin reflexión es como regalarte una moto… sin enseñarte a manejarla. Mientras que ascender con propósito es darle sentido y congruencia a tu carrera. No todos los caminos llevan arriba. Y está bien. Lo importante es crecer… sí, pero en dirección, con propósito, en forma. Hoy más que antes, lo valioso no es llegar… sino saber por qué estás subiendo. Si no, esa esca