Paralaje

Primero mis dientes
Por Hugo Díaz Aguilera
Hace algunas columnas, desde este espacio, hice una acre crítica al anuncio que se hiciera por parte de la Asociación de Cabalgantes Los Dorados de Nueva Rosita de no empatar la tradicional cabalgata con la realización de la Astroferia Rosita, otro evento de corte familiar e icónico para los que nuestro ombligo quedó en la todavía llamada capital de los precios bajos.
A manera de “chunga”, un cuate asiduo lector de lo que escribo me comentó que, no obstante mi crítica, la cabalgata se realizó fuera de la Astroferia y que mis líneas habían valido para dos cosas: para nada y para nada —o sea, dos nada—. Inmediatamente le puntualicé que, en mi concepto, el periodismo de opinión no es marcar agenda, solo fijar una posición frente a un hecho.
Desde la época prehispánica, pasando por la época de la Colonia, hasta la actualidad, las ferias son un evento social de alegría comunitaria para los pueblos de nuestro país. Dado el sentido de pertenencia e identidad que todo ser humano posee, las fiestas patronales permiten a los habitantes de un pueblo, por más grande o chico que este sea, ver satisfecha esa necesidad que el psicólogo humanista de origen estadounidense Abraham Maslow categorizó, en su trabajo Pirámide de Maslow, como de tipo social.
Por ello, las ferias se consideran auténticos espacios de intercambio de conocimiento, noticias, bienes, etc. De esta manera, hoy concebimos ferias internacionalmente reconocidas como la Feria de San Marcos, la Feria de San Buena, la Feria de Texcoco (Feria Internacional del Caballo), la Feriexpo Sabinas, entre otras.
En el caso de esta última, hemos visto cómo, en poco tiempo, la visión y los deseos de bien colectivo de los habitantes de Sabinas han contribuido para que esta fiesta —más allá de quien la organice— siga creciendo y vaya diversificando las opciones de diversión para los visitantes, adaptándose de manera crucial a las condiciones actuales.
De esta manera, en pocos años se ha agregado el Castrado Gordo, el Ponle al Ataúd, el concurso de canto con talento local (con muy buena bolsa en premios), el Caballo Cuarto de Milla, la presentación de música en vivo en la Pradera Verde, la premiación de los campamentos más sobresalientes, entre otros.
Por fortuna, para quienes visitaremos la Astroferia Rosita 2025, hay una muy buena y variada oferta artística desde el primero hasta el 10 de agosto, que dura la fiesta. Los precios, además, son muy accesibles, y se desarrolla durante el período de asueto escolar, lo que contribuye a que el público infantil pueda acudir regularmente.
La cabalgata de Rosita salió bien; la Astroferia, por su lado, seguro que saldrá bien. Pero, sin duda alguna, ni una ni otra saldrán mejor que si ambos eventos se hubieran realizado de manera simultánea. Hay quienes comentan que quienes vinieron a la cabalgata también vendrán a la feria. Tendríamos que echarle un vistazo a los hoteles para poder, con números, dar un comentario. Para nuestros paisanos en la unión americana se antoja complicado; pero ni modo.
El interés de algunos pudo más que el bien colectivo de todo un pueblo. Y así dicen que primero los pobres.